Vicente Ramos y Francisco Umbral ante el busto de Gabriel Miró en 1964 |
Entre
1957 y 2007 Francisco Umbral escribió más de 100 cuentos, volcado en
cuerpo y alma en ejercitar su técnica, romper cánones académicos,
experimentar nuevas aproximaciones, renovar e innovar. Simultáneamente
afinaba el estilo, acuñando palabras, jugando con los adjetivos más
atípicos y forjando metáforas, hasta generar una impronta lírica
personal y única. Ahora bien, esta esencia poética que subyace en los
cuentos umbralianos nutre otro propósito: el de romper moldes y modelos
estrechos, rígidos, de un país esclerosado y amordazado para encaminarse
hacia un régimen de libertades. De hecho, los Treinta cuentos y una
balada inéditos que figuran en este libro recorren medio siglo de vida
social, política y cultural desde una España carpetovetónica hasta una
España democrática. Unos cuantos, rescatados de los tijeretazos de la
censura, contribuyen a su manera a la restitución de la memoria
histórica no sólo de un país sino también de uno de sus habitantes,
Francisco Umbral, quien no dudó en romper tabúes, o por lo menos lo
intentó, arremetiendo contra la política vigente y sus servidores,
luchando contra el artículo 2 y levantando polvos de azufre en una
España con sed de cambio. Francisco Umbral (Madrid, 1932-2007) es una
de las figuras más importantes de la literatura española del siglo XX.
Tras ganar el Premio de cuentos Gabriel Miró en 1964 por su libro
Tamouré, su carrera fue en ascenso, hasta obtener el Premio Cervantes en
el año 2000. Provocador y mediático, hizo un fascinante personaje de sí
mismo, de pose dandy, en el que verdad y ficción se mezclaban
vertiginosamente, a la manera de escritores admirados, como Quevedo,
Baudelaire y Ramón Gómez de la Serna. Con una producción casi perpetua,
publicó más de cien libros y colaboró con los periódicos nacionales más
importantes, a razón de un artículo o más al día. Fueron muy conocidos
sus periodos en El País, donde se convirtió en uno de los principales
cronistas de la Transición, y El Mundo, en el que escribió desde 1989
hasta su muerte en una sección titulada Los placeres y los días. Su obra
está marcada por el memorialismo del yo y es difícil de catalogar en
géneros concretos. Junto a Mortal y rosa (1975), que suele señalarse
como su mejor libro, pueden destacarse también Lorca, poeta maldito
(1968), Las ninfas (1975), La noche que llegué al Café Gijón (1977) o
Leyenda del César visionario (1991). Bénédicte de Buron-Brun es
profesora en la Universidad de Pau et des Pays de l’Adour (Francia).
Destacada especialista en Francisco Umbral, ha escrito numerosos
artículos y ha coordinado varios libros sobre su obra literaria y
periodística: Francisco Umbral: una identidad plural, Mujeres de Umbral,
Francisco Umbral. Memoria(s): entre mentiras y verdades, Francisco
Umbral y la Prensa. Verdades y contraverdades del Cuarto Poder. Asimismo
ha prologado la novela de Francisco Umbral, Madrid 1940, y acaba de
coeditar el primer monográfico de la Revista «Actio Nova: Revista de
Teoría de la Li.